Sara Barderas - Agencia DPA

WASHINGTON.- Casi 3.200 km entre la costa este y la oeste son los que separan a Estados Unidos de México. Allí es donde Donald Trump se comprometió a construir su muro para impedir la entrada de inmigración ilegal. Pero ahora que el entonces candidato es ya presidente electo, la cosas podrían cambiar. “Podría haber una parte vallada”, dijo en su primera entrevista en televisión desde que ganó las elecciones. “En determinadas zonas, aceptaría (una valla)”, manifestó a CBS. De hacer pagar el muro a México no habló.

¿Está suavizando Trump su posición tras la victoria electoral? La pregunta ha emergido en Estados Unidos. Organizaciones de derechos civiles y de defensa de los inmigrantes aseguran que no, que nada cambia. El muro fue la propuesta estrella de Trump en campaña. Aseguró que construiría uno “hermoso, alto, imponente”. Sus seguidores corearon “¡Build the wall!” (construye el muro) en los mitines, en los que también dijo que deportaría a 11 millones de indocumentados.

De las cifras de inmigrantes a expulsar habló el propio presidente electo. “Lo que vamos a hacer es ir por los que son criminales y tienen antecedentes criminales, miembros de bandas, traficantes de droga. Tenemos a mucha de esta gente, probablemente dos millones, podrían ser incluso tres millones, los vamos a echar del país”, manifestó. No hay cifras oficiales de los indocumentados con antecedentes criminales.

Trump “está utilizando a un número pequeño de mala gente para estigmatizar a una población mucho mayor de familias arraigadas y lo está haciendo para justificar una de las mayores migraciones forzadas en la historia de EEUU”, asegura Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, una organización que promueve cambios legales que garanticen derechos a los inmigrantes y sus familias.

“Va a empezar su mandato deportando tres millones de personas. Y sea una valla o un muro lo que va a construir, el mensaje, propósito e intenciones son los mismos”, señala Pili Tobar, directora de Comunicaciones de Latino Victory Project, que defiende los valores latinos en la política.

Construir el muro es una tarea muy cara económicamente, pero también muy complicada técnica y logísticamente. Trump cifró el costo en U$S 8.000 millones, pero el Instituto Tecnológico de Massachusetts calcula entre U$S 27.000 y U$S 40.000 millones. El “think tank” Center for American Progress calculó que la expulsión costaría U$S 114.000 millones, que incluye el costo de encontrarlos, mantenerlos detenidos en espera de deportación, el juicio ante la corte de inmigración y su transporte al extranjero. Según American Action Forum (AAF), se tardaría 20 años en concretarlo.

Los tres millones de Trump son “una manera hábil de fingir una actitud agresiva con los ilegales, pero manteniendo los niveles de deportación de Barack Obama (2,9 millones en sus dos mandatos)”, sugiere Juan Carlos Hidalgo, analista del Instituto Cato. (DPA)